Doctor, ¿es normal tener dolor si tengo Parkinson?

14.12.2021


El dolor es un síntoma muy frecuente en los pacientes con enfermedad de Parkinson. En torno al 60-70% de los pacientes con enfermedad de Parkinson tiene dolor crónico, según diferentes estudios. Y de ellos, en la mitad de los casos el dolor puede estar relacionado con la propia enfermedad. Algunas veces el dolor puede ser un primer síntoma que provoque que el paciente consulte con traumatólogos o reumatólogos, cuando lo que hay ya son signos de enfermedad de Parkinson, retrasándose el diagnóstico.

Un paciente con enfermedad de Parkinson puede tener dolor pero que éste no guarde relación ninguna con la enfermedad sino que sea por otra patología concomitante. Por ejemplo, dolor en una rodilla por artrosis, dolor corporal generalizado en relación con una enfermedad oncológica, dolor facial en relación con una neuralgia de trigémino, dolor de cabeza en relación con migraña, etc.

Por el contrario, el dolor en la mitad de los casos al menos puede estar relacionado con la propia enfermedad de Parkinson. Hay muchos tipos de dolor y formas de clasificarlo. Los más característicos son:

  • Dolor musculoesquelético. Es aquel debido a la rigidez producida por la enfermedad, siendo el más frecuente, y suele manifestarse en forma de dolor de espalda, cuello, hombros o piernas. Afecta típicamente al hemicuerpo donde se inician los síntomas motores, fundamentalmente en regiones proximales de una extremidad, y puede mejorar algo con el tratamiento dopaminérgico (levodopa y otros fármacos antiparkinsonianos).
  • Dolor distónico. Se localiza en la extremidad donde el paciente tiene distonía, generalmente en la pierna, aunque a veces afecta al cuello o al brazo. Suele ser de gran intensidad, y aparece en situación off. El tratamiento del dolor se enfoca al control de la distonía y consiste en conseguir evitar o reducir el tiempo de esos periodos off. En el caso de no haber respuesta, una opción de tratamiento sería la infiltración con toxina botulínica.
  • Dolor neuropático central. Es aquel caracterizado por sensaciones quemantes y oprimentes en determinadas partes del cuerpo que muchas veces resultan difíciles de definir. Se ha asociado con el propio proceso neurodegenerativo y no es específico del Parkinson dado que puede verse en patologías como ictus o esclerosis múltiple.
  • Dolor radicular neuropático. Aparece fundamentalmente limitado al territorio de distribución de un dermatoma en relación con una radiculopatía en aquellos pacientes con artrosis y patología discal. Es lo que se llama lubociatalgia o más coloquialmente, ciática. En casos refractarios y si está indicado, puede ser necesaria una intervención.
  • Dolor discinético. Aparece en pacientes con discinesias discapacitantes. No es muy habitual, observándose en pacientes que tiene movimientos involuntarios muy exagerados. Su manejo irá dirigido a reducir esos movimientos. A veces se asocia a acatisia, que es una inquietud psicomotriz muy desagradable que obliga al paciente a no estar quieto. 
  • Otros tipos de dolor. Hay muchos, como dolor en cama con limitación para darse la vuelta, síntomas de piernas inquietas, hormigueos o sensación desagradable en brazos o piernas, dolor mandibular, sensación de quemazón en la lengua, etc.

En ocasiones puede haber más de un tipo de dolor en un mismo paciente. El manejo, tanto en la realización de estudios complementarios como el tratamiento, dependerá del tipo de dolor. Algunas pruebas complementarias pueden ser solicitadas según cada caso, como por ejemplo resonancia magnética de columna, electromiografía, radiografías, ecografía o resonancia magnética de hombro, análisis de sangre etc. Otras veces puede ser pertinente la valoración por Reumatología o Traumatología. En casos complejos, el paciente podría ser remitido a la Unidad del Dolor para valorar ciertos procedimientos (infiltraciones, estimulación eléctrica, etc.).

Respecto al tratamiento, el dolor puede en ocasiones mejorar o remitir con tratamiento antiparkinsoniano (levodopa u otros fármacos) sin necesidad de analgesia, como por ejemplo el dolor distónico si conseguimos con tratamiento antiparkinsoniano que el paciente no desarrolle distonía. Otras veces puede ser necesario utilizar:

  • Analgésicos no antinflamatorios (paracetamol y metamizol).
  • Antiinflamatorios. Su uso crónico obligará a utilizar un protector gástrico.
  • Opiáceos. Será importante vigilar efectos secundarios como estreñimiento, confusión o alucinaciones, especialmente en personas mayores.
  • Antiepilépticos. Se pueden utilizar para el dolor neuropático, sobre todo pregabalina y gabapentina. Igualmente, es importante vigilar efectos secundarios sobre todo del tipo de mareo, somnolencia, etc. 

En resumen, el manejo debe ser individualizado. Como paciente, si tiene dolor, debe decírselo al neurólogo, que le indicará si está o no relacionado con la enfermedad de Parkinson y cuál sería su posible manejo. A la hora de recibir analgésicos, es importante que sean prescritos por el médico y siempre debe tenerse en cuenta posibles interacciones con otros fármacos o comorbilidades.


RESPUESTA: El dolor es un síntoma muy frecuente en la enfermedad de Parkinson, pudiendo afectar al 60-70% de los pacientes, y siendo en la mitad de los casos relacionado con la propia enfermedad. Su origen puede ser muy diverso y en función de ello el manejo, tanto en la necesidad de realizar pruebas como en el tratamiento. Se pueden utilizar diferentes tipos de analgésicos pero a veces ni siquiera es necesario ya que algunos tipos de dolor pueden mejorar o remitir con la medicación antiparkinsoniana.


Diego Santos García

Neurólogo en el CHUAC y Hospital San Rafael, A Coruña